Entré a la peluquería, me anuncié a la recepcionista, elegí una revista de decoración (estaba entre esa y otra, de modas) y me tiré a leerla en esos cómodos sillones que toda buena peluquería unisex que se precie de serlo, posee. Me lleva cinco minutos el acostumbrarme a las fragancias, a las chicas que asisten a los peluqueros, y a los peinados que estos mismos peluqueros llevan en sus cabezas, y hacen a las cabezas de sus despreocupadas clientas. Transcurrido dicho lapso, ya entro en confianza y me siento como en casa...a pesar de que mi departamento dista mucho del glamour de las revistas y de los personajes presentes.
Grande fue mi asombro cuando la ví entrar. Ella no me reconoció. Se sentó en otro sillón, al lado del mío. La sorprendí.
-Elena...cómo estás?
Elena es la hermana menor de Lucía. Casi tan bonita como Lu, muy bien casada, y con dos criaturitas tan adorables como inquietas.
-Tus diablillos?
- En el cole. Me tomé un respiro...Cómo andás, George?
-En... Continuar leyendo