-Sol...timbre. Te fijás quién es?
-La tía, má. Voy a abrirle...
Solcito bajó corriendo. La dulzura de Elena, sumada a su complicidad, eran la puerta siempre abierta al corazón de Sol. Y si bien Lucía, contaba con un séquito de amigas, del club, de cerámica, mamás del colegio y colegas del estudio, ninguna se comparaba a la ternura que su tía del alma despertaba en ella.
-Tía...holis...sabés que me saqué un diez en Lengua..?
-Debe ser porque no la usás nunca...ja ja.
-Tiene a quien salir, no? Cómo estás, hermanita..?
-Uy...cansada. Los diablitos de tus sobrinos hoy me hicieron renegar más de la cuenta...Vos?
-Pasá que en un ratito te cuento...Sol...no tenías deberes, vos?
-Ufa, mami! Los hago después...
-No, señorita! Te llevás los útiles a tu cuarto y los hacés ahora. Podés prender la tele, bajita...
-Está bien...Pero que la tía después me mire la carpeta...
-Bueno, Solchi. Después me la mostrás, sí?
Las hermanas se sentaron en el living, no sin antes prepararse un café. El café era un ritual que compartían siempre. A veces en casa de una, a veces en casa de la otra. Cuando no lo hacían en las escapaditas a Unicenter, en donde, además de tomarlo en la confitería paqueta del último piso, recorrían las vidrieras de los locales, chusmeando las últimas novedades en materia de vestimenta femenina y, por qué no, despuntando el vicio con la compra de una remerita para ellas, o alguna pilchita para sus respectivas criaturitas. Pero hoy el tema daba para tomarlos en un ámbito más íntimo, la casa de Lucía.
-Al final, hiciste la denuncia?
-No. No quise hacer mucho bardo. Me basta con la promesa de Pablo. Me aseguró que nunca más lo iba a volver a hacer. No sabés qué horrible! Nunca pensé que podía llegar a levantarme la mano!
-Y se fue así nomás? Lo de la casa y las amenazas..?
-Parece que se calmó un poco. Está parando en lo de mi suegra. La madre lo debe haber convencido de que se dejara de joder y empezara a portarse como un hombre. A lo hecho, pecho...
-Y qué pasó con la pendeja..?
-No me preguntes. Ya no quiero saber más. Para mí, Pablo, murió. Decí que está Solcito. Es su papá, y con respecto a Sol, tiene todo su derecho. En lo que concierne a nuestra relación, se acabó todo.
-Ricardo no lo podía creer! Cuando le conté, me confesó que sabía algo de la situación, pero que nunca creyó que lo fuera a llevar tan a mayores..! Flor de reto, le dí..!
-Nooo, pobre Richard! Es un santo..!
-Sí, pero lo apañó..! Son todos iguales, los hombres..!
-Nooo, todos no. Ricardo es un fuera de serie... Y hay otros que actuarían igual.
-Por ejemplo, George.
-Sí, George. Sabés que lo ví? La noche que se armó el despelote, estaba tan sacada, que, después de llevar a Sol a casa de Mamá, pasé por su departamento y fuí a descargar mi angustia con él. Pobre...ya era tardísimo y caí en su casa, sin avisar... George es un tipazo. Me contuvo...siempre tan atento y dispuesto a escucharme...
-Como cuando éramos chicos. Sabés que?, nunca te conté, pero hubo un tiempito en que creí estar enamorada de él... Y el muy turrito nunca me dió ni cinco de bola... Estaba en otra...
-Seguro, te veía como a una nena..!
-No. Él siempre estuvo enamorado de otra persona. Doy fe.
-De quién? Ahora que recuerdo, jamás me confesó nada. Tuvo parejas, tres o cuatro... Pero nunca le duraron... Qué lástima, no? Tiene un corazón de oro...
-Disculpame... Vos nunca sospechaste de nada..?
-De qué? No me digas que George... Yo..?
-Claro, boluda! No me mandes al frente...pero una vez me confesó que eras lo máximo para él... No fue hace mucho...tres o cuatro años...
-Y desde cuándo?
-Desde siempre. En serio que nunca sospechaste nada?
-Te soy sincera...algo me resultaba raro en él, sobre todo cuando éramos chicos... Siempre tan atento conmigo... No voy a negarte que siempre me atrajo su dulzura, su delicadeza... Pero jamás una insinuación, una palabra que lo descubriera... Hasta llegué a pensar que George...
-Que miraba para la vereda de enfrente? No, tonta, ni lo pienses. Lo que pasa es que nunca quiso ponerte incómoda... Además estaba Pablo, y a pesar de que nunca lo bancó, se cuidó de hacer público lo que no debía . Hasta que una noche...
-Hasta que una noche te contó...
-A medias. Yo lo encaré y él no lo pudo negar...
-George... me dejás helada..!
-Fuiste su amor imposible. Desde siempre.
-Otro café?
-Dale! Pero este, con edulcorante.
Las dos hermanas estaban más que exultantes. Elena, porque se había sacado un preciado secreto de encima. Y ya sabemos que, para una mujer, guardar prenda por tanto tiempo puede resultar inconveniente hasta para la propia salud. Y también es necesario agregar que, a su juicio, que Lucía se enterara de que otro hombre podía llegar a estar interesada en ella, bajo estas circunstancias, era un gesto gratificante. Su autoestima necesitaba un mimo de los grandes. Y la noticia del amor incondicional de George hacia ella, justificaba el espíritu buchón del caso.
Lucía, por su parte, no podía salir de su asombro. Considerar a George como más que un amigo, era un reto para sus sentimientos. Necesitaba saber donde estaba ubicada. Los acontecimientos de las últimas semanas la habían golpeado demasiado. Más que nunca, ser considerada objeto del amor de otra persona, la llenaba de orgullo. Un orgullo que necesitaba recomponerse...
-Esta noche lo voy a llamar. Necesitamos hablar. Y mucho.
-Decime... Si George te hablara de lo que siente por vos...
-Qué haría? Todavía no caí. Por lo pronto, quisiera escucharlo. Que me blanqueara todo. Necesito su sinceramiento... No sé si lo consideraría. Todavía estoy procesando lo que pasó. Pero me lo tiene que decir en la cara...
-Y personalmente. Invitalo a tomar un café.
-Un café? Nos van a tener que traer una jarra para cada uno, ja ja.
-Bueno, hermanita, me tengo que ir...Solchi, venga a darle un besito a su tía...
-Tía!, no te vayas que te llevo el cuaderno!
-Qué vas a hacer, mañana? Necesito cambiar la pollerita que le compré a Sol. Le queda chica, cómo crecen estas criaturitas!
-No, mañana no puedo. Voy a ir a la peluquería. Mirá mis mechas... Necesitan un "touch".
-Después de verlo, te llamo...
-Si no me llamás, olvidate de que existo! Muero por saber como va a terminar esta historia!
-Qué historia, mami?
-Pero que lindo cuaderno! Qué prolijito! Te felicito! Por el cuaderno y por el diez en Lengua!
-No puede negar que es hija mía...
-Y mi sobrina...
-Ja ja. Bye, hermana...
-Bye, amiga...
Georgie