Joaquín Sabina es, de los cantautores de habla hispana, quizá mi preferido. Junto al Nano Serrat forman el dúo dinámico que signaron mi gusto musical de la etapa adulta. El Nano, a mi criterio, con mayor profundidad poética. Joaquín, con ese compendio de ironía, sarcasmo, acidez y rima sin par. Con esa voz que acusa sus incursiones por el infierno. Sus idas y vueltas. Su humana cobardía. Su divina oscuridad.
Hoy transcribo la letra de uno de sus temas menos conocidos, pero que lo refleja textual, sensible y esencialmente fiel a sí mismo.
AMORES ETERNOS
Desnuda se sentía igual que un pez en el agua.
Vestirla era peor que amortajarla;
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla. De qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo,
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa.
Con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.
Conservo un beso de carmín que sus labios dejaron
impreso en el espejo del lavabo.
Una foto amarilla, un corazón oxidado
y esta sed del que añora la fuente del pecado.
Antes que la carcoma de la vida cotidiana
acabara durmiendo en nuestra cama,
pagana y arbitraria como un lunes sin clase,
se fue de madrugada. No quiso ser de nadie.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa.
Con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.
(Joaquín Sabina-Amores eternos)
Georgie