Que la sociedad occidental, y más precisamente la norteamericana, está en decadencia, es un secreto a voces. Que está atravesando una transición y no sabemos hacia donde se dirige, también. Que este film de 1999, dirigido por el inglés Sam Mendes, lo refleja cabalmente, no hay dudas.

American Beauty, o Belleza Americana, como más les guste, nos relata cómo, inserta en este tenso ambiente, una familia de clase media de los suburbios de Estados Unidos, se va atomizando lentamente. Un matrimonio desavenido, su hija adolescente confundida, una amiga pseudo-liberada, el amante de la mujer (símbolo del ganador-exitoso soñador americano). Agregados en el cocktail unos vecinos muy particulares: mamá depresiva, papá pro-nazi sexualmente reprimido, e hijo que para bancar su hobbie filmográfico y su adicción a las drogas, se gana la vida como dealer. Con este mix de personajes, Mendes va desarrollando una trama intensa, en donde afloran las debilidades humanas. Vemos el desgaste del amor conyugal, la pérdida del liderazgo masculino, la mujer objeto que pone el Norte de su vida en la obtención del éxito económico, la superficialidad del amante, la rebeldía de la hija y su búsqueda de lugar en el mundo.

El film pone al descubierto la hegemonía de las apariencias, la carencia de sentidos y de afectos. Y en el medio de todo esto, el personaje principal, Lester Burnham, maravillosamente interpretado por Kevin Spacey (Oscar a la mejor actuación masculina), se lanza arrolladoramente a una desesperada búsqueda del sentido de la vida, pateando el tablero y yendo a contramano de todos. Annete Bening descolla en el papel de la señora Burnham, demostrando una total asintonía respecto de su esposo, El matrimonio se desmorona y con él, todos los personajes.

El mensaje que nos deja la película es que la sociedad y todos sus basamentos están atravesando una profunda crisis. A pesar de ello hay aspectos positivos: la humanidad se reinventa día tras día, sin perderse de vista a sí misma y reconociendo sus propios errores.
La película, una belleza universal.
Georgie